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miércoles, 11 de mayo de 2011

HOMBRE DEL DESIERTO

Hombre del desierto,espíritu de arena...suave,ligero, sin cargas.

Pragmático ante la vida y parco en palabras,conduces mis pasos a través de un camino objetivo y sincero hacia las apacibles aguas del oasis de tu alma.
A tu lado, mis sueños reposan en tierras verdaderas, de brotes sencillos pero de gran fertlilidad.
Los espejismos de mi mente ya no tiene lugar en el desierto de mi vida.Tú me has mostrado con tu sencillez y tu sonrisa la auténtica imagen del desierto porque la arena aunque sea fina y pueda ser barrida por un fuerte viento, las dunas confirman su inmensidad y consistencia.
En realidad, todo lo que aparentemente es débil tiene latente el germen de su propia fortaleza.
¿Cuántos silencios no he comprendido?¿cuántos momentos callados permanecen ocultos en tu historia?
Tú sabes permanecer en el presente de tu vida, en tu momento preciso,en ese instante sagrado imperturbable; porque tienes la serenidad de un hombre del desierto.
Sentimientos, sensaciones que no expresas mediante la palabra, adivinanzas inexcrutables que,a veces,por mi propia ofuscación no logro comprender.
Contigo he conocido nuevos horizontes , he traspasado fronteras y he sobrevolado las altas
cotas de mi propia personalidad.
Tu capaciad de decisión , tu libertad y coraje al enfrentarte a un mundo nuevo de culturas confrontadas, muestran realmente lo qué tu eres;un gerrero de las estrellas.
Esta es la respuesta a la simplicidad de tu mensaje;sútil como un grano de arena, dulce como un dátil maduro, acompasado como el fluir del Nilo bajo la sombra de las palmeras.





Irene Ríos.